La idea de burbuja apunta a lo efímero de una pompa de jabón, sin embargo una burbuja es una figura redonda, aunque hueca, sin contenido. Esta imagen resulta muy atinada con respecto a lo que define una burbuja.com: un negocio "redondo", pero "hueco" (no tiene basamento fuerte) y efímero.
Se denomina burbuja punto com a la corriente especulativa que se dio entre 1997 y 2001, en la cual las bolsas de las naciones occidentales vieron un rápido aumento de su valor debido al avance de las empresas vinculadas al sector de Internet y a la llamada Nueva Economía.
El período fue marcado por la fundación de un nuevo grupo de compañías basadas en Internet designadas comúnmente empresas punto com.
Se caracterizó por un veloz aumento de precios de sus acciones, la especulación individual y la gran disponibilidad de capital de riesgo. El estallido de la burbuja.com marcó el principio de una larga recesión en las naciones occidentales.
La palabra "burbuja" volvió a tomar importancia en el ámbito de los inversores a nivel global, en los últimos tiempos, a raíz de los valores que la red social Facebook ha adquirido (vale algo más de u$s100 mil millones, si se tiene en cuenta que a través de SharesPost -una plataforma de compraventa de acciones de compañías privadas-, se subastaron unos 360.000 papeles antes de su salida a bolsa).
El precio inicial era de 27 dólares. Sin embargo, inversores privados llegaron a pagar u$s55 por papel, lo que estaría dando un valor cercano a los u$s120.000 millones, una cifra bastante más elevada que la estimada por Goldman Sachs (u$s50.000 millones) que, junto a la rusa Digital Sky Technologies, desembolsaron unos u$s500 millones para permitir a sus clientes VIP invertir en la red.
Facebook es, además, una de las empresas más valiosas del mundo. Para tener una dimensión de la cifra, cabe considerarse que su valuación es aproximadamente un cuarto del PBI argentino, y tres veces el de Uruguay.
En comparación con otras grandes empresas, su precio supera al de Ford, Yahoo!, TimeWarner, Ebay, y hasta el de Disney.
Naturalmente, surge la pregunta: ¿es racional semejante ponderación para una empresa que posee una facturación de u$s2.000 millones y que tiene un margen reducido de rentabilidad?
Un informe del analista Niall Harbison, sugestivamente titulado "El declive de la Web 2.0" da cuenta de que existe un patrón común entre una serie de firmas digitales que están viendo erosionadas las bases de sus negocios. Es el caso de Delicious, Digg, Flickr y Bebo las cuales son mencionadas como empresas que, tras un comienzo muy prometedor, empezaron a perder tráfico.
"Algunos de los grandes sitios de la generación Web 2.0 están o bien en una decadencia masiva, enfrentando una dura competencia, o cerca del cierre. Hay una buena lección aquí para resaltar. Y es cómo el ciclo de euforia que invade a muchos sitios web y de servicios puede llegar e irse rápidamente, de manera que lo que alguna vez estuvo destinado a ocupar un rol protagónico, en un par de años puede caer y ser abandonado", señala Harbison.
Lo cierto es que, hoy por hoy, la cuestión de si hay o no una burbuja es un tema que comienza a ser objeto de grandes debates. No obstante, lo preocupante es que el tema ya comienza a inquietar, algo que hace un tiempo no ocurría.
Para los inversores, lo que valen son las cifras, y por ello es inevitable que haya interesados en reclamar su "tajada de la torta". Incluso desde la Argentina, agentes de bolsa consultados por iProfesional.com señalan que empiezan a repetirse las consultas de particulares interesados en apostar algunas fichas al mercado tecnológico de Estados Unidos.
Leonardo Bazzi, analista de Banca Privada de Puente, destaca algunas cuestiones que los inversores deben considerar antes de decidirse a invertir en el mercado de Internet. "Lo primero es entender bien qué hace la empresa y cuál es su fuente de ganancia", puntualiza Bazzi. "Una vez comprendida la base del negocio, lo que hay que preguntarse qué fue lo que motorizó el crecimiento de esa compañía".
En este sentido, Carlos Blanco, fundador de Grupo ITnet, dio sus opiniones acerca de estos controvertidos temas, dejando una visión muy clara al respecto: "No creo que las empresas cuyos nombres salen relacionados con una posible burbuja 2.0, como son Groupon, Zynga, Facebook o Twitter se puedan considerar malos negocios. Otra cosa es que, posiblemente, dentro del panorama de crisis mundial e incertidumbre en inversiones en muchos negocios tradicionales eso haya provocado un exceso de inversión y valoración en algunos negocios digitales. Facebook no es un negocio burbuja, y estoy seguro de que cuando salgan a Bolsa hará millonarios a sus fundadores, inversores y trabajadores".
A la par que los gigantes online crecen en ingresos y valoración, luchan por llevarse un trozo del pastel publicitario que, año tras año, crece inexorablemente en el mundo digital y en el cual, Google sigue siendo el rey. Pero, ¿cuál es la fórmula de éxito para conseguir monetizar todos los millones de usuarios de estas redes sociales?
"El modelo de negocio de Facebook va a ir enfocado por un lado a credits (vinculado a Social Games), a lugares (vinculado a comercios locales) y al comercio electrónico. Facebook tiene grandes perspectivas financieras. Va a ser el gran dominador del periodo 2010-2020, como lo fue de 2000 a 2010 Google, y de 1990 a 2000 Microsoft. Ni Facebook ni Twitter van a cobrar a los usuarios finales, pero seguro que establecerán mecanismos de negocio con las empresas y las marcas. Por ejemplo, Twitter ya ha empezado a cobrar el enlace patrocinado al lado de los topics del día a 80.000 euros por día", comenta Carlos Blanco.
Aunque en España se cuenta con casos de éxito que invitan a pensar en una "no burbuja", tales como Privalia, BuyVip o Tuenti, la creación de startups ha sido más complicada. Aún así los inversores y Business Angels siguen viendo el potencial que tiene Internet para crear oportunidades.
El tiempo dirá si hoy el mundo está siendo testigo de la gestación de una nueva burbuja. Quizá lo vivido hace una década haya servido de experiencia y los valores que ostentan estas nuevas "estrellas" estén bien fundamentados. No obstante, existe una posibilidad de que no sea así y de que las fuertes valoraciones respondan al exitismo de inversores que buscan nuevas alternativas para hacer rendir su dinero.
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